viernes, 16 de agosto de 2013

El falso ecologismo

Esta tarde, mientras escuchaba música hawaiana he visto que en televisión ponían El Escarabajo Verde, así que me he quitado los auriculares para estar, como quien dice, en dos sitios a la vez. Ha resultado interesante porque en el programa se sostenían ideas casi idénticas a las que tengo yo con respecto a la agricultura ecológica -siempre llamamos interesante al que nos da la razón, qué se le va a hacer- Un tal Julio César Tello de la universidad de Almería ha puesto muy bien los puntos sobre las ies, sobre todo cuando con mucha delicadeza ha hablado del ecologismo urbanita, que según él no tiene ni puñetera idea de los que es la agricultura como actividad, manteniéndose anclado en una visión bucólica propia del siglo dieciocho o diecinueve. La agricultura ecológica tiene que servir para que la convencional vuelva al equilibrio. Ha defendido también una agricultura ecológica que se aproveche de los adelantos científicos y tecnológicos, como el plástico; y sobre todo ha alertado de la confusión conceptual que reina entre los ecologistas de corte fundamentalista que apenas si saben distinguir entre natural y beneficioso, pues como todo el mundo debería saber muchas sustancias naturales son venenosas y a la inversa. Otro señor, del CSIC cuyo nombre no recuerdo, ha insistido en esa línea, demostrando ante la estantería de unos grandes almacenes, que son las grandes multinacionales de la química las que suelen comercializar los insumos ecológicos, y que lo que cuenta es la nocividad de los productos, más que su origen "natural", aunque él mismo ha sido incapaz de hacer notar que el origen mineral es tan natural como el vegetal, por ejemplo. Yo diría más: la composición química de muchas sustancias es también naturalísima y espontánea, pero es que muchos productos de síntesis podrían ser equivalentes exactos a los que de manera más lenta y costosa nos brinda la misma naturaleza.
Con ello no quiero decir que todo valga, por algo me considero horticultor ecológico, pero es que hace tiempo que abandoné la idea de usar determinados potingues naturales, como la rotenona, porque me fio menos de sus posibles efectos sobre nuestro organismo que de un simple abono mineral. Lo importante debe ser la salud y la fertilidad de la tierra, sin caer en planteamientos holístico-místicos que no resisten el menor análisis conceptual.
La rentabilidad es consustancial a cualquier actividad económica, y la agricultura debe ser rentable, precisamente por el bien del medio rural en su conjunto. Los ecologistas acérrimos, esos que proponen una vuelta a la Arcadia que nunca existió, y que como bien decián en el programa son de cultura urbanita -sin ofender- tendrían que revisar algunas de usus ideas si de verdad quieren una alimentación más saludable y un planeta realmente viable. Ahora bien, si van a hacer un funeral por la muerte de un solo pulgón, o por la prisión mortal de una mosca en una trampa, entonces ya no hablamos de ecologismo, sino de religión y fanatismo.
Los que hemos conocido y practicado la agricultura convencional en sus peores años en cuanto a uso de pesticidas somos los más interesados en que esto cambie, pero no debemos olvidar la diferencia que hay entre el agricultor aficionado y el huerto ecológico familiar para consumo propio, por un lado, y el agricultor profesional que necesita sacar beneficios. Este último tiene mucho más mérito, pues tiene que combinar sus principios ecológicos y la sostenibilidad económica de su explotación. Eliminar prejuicios y falsas ideas, es decir, ilustrarse de verdad respecto a la producción ecológica es fundamental, aunque haya que redefinir lo que en tendemos por "ecológico". De lo contrario no iremos a ningún lado.

jueves, 15 de agosto de 2013

Sin rastro de mosca blanca

Nunca se sabe cómo acabará el verano en cuanto a plagas se refiere, pero de momento parece que va bien. El año pasado por las mismas fechas la mosca blanca estaba estropeando las berenjenas y otras hortalizas, sin poder hacer nada ecológico por evitarlo, pues las trampas amarillas impregnadas de aceite atraparon unas pocas, pero de ninguna manera acabaron con la plaga. Sin embargo este año no hay rastro de mosca blanca ni dentro ni fuera del invernadero. A lo  mejor es que puse azufre desde el principio, o simplemente no es un buen año para ellas; el caso es que no hay, y bien que me alegro. La araña roja si ha hecho acto de presencia en tomateras, pero sin llegar a matarlas ni mucho menos. A ver cómo termina la temporada estival y cómo se presenta el principio del otoño,. que todavía queda mucho para cantar victoria.

miércoles, 7 de agosto de 2013

La felicidad de los pepinos

Pues sí, resulta que los pepinos, o mejor dicho la mata que los produce, es más feliz si tiene un tinglado para trepar que si no lo tiene. Lo tengo más que comprobado. El año pasado ya me produjeron bastante mejor que los anteriores, simplemente porque le puse unas cañas con una redecilla. El montaje era malo, pero los pepinos salieron más abundantes, aunque de vez en cuando se caían al suelo, hasta que la mata se harto y cobró mal aspecto. Pero este año trepan por una red metálica forrada de plástico verde, bien sujeta y bien alta, así que da gusto ver pepinos colgar por todas partes. De sólo cuatro matas bien juntas estamos cogiendo montonadas de pepinos felices, tanto que he bautizado la temporada como "el año de los pepinos".
Otros veranos han sido buenos para los calabacines, o para los tomates, incluso para las sandías. Por ejemplo: en 2011 de sólo dos matas cogimos 24 sandías; este año de dos matas hemos cogido 4, tres de una, y una sola de la otra, y ahora mismo no hay ninguna engordando No me lo explico, pues el procedimiento y las condiciones parecen las mismas, pero...así es, y suele haber coincidencia cuando hablo con otros aficionados a la huerta; O sea, sandías no, pero hay que ver la de pepinos que tenemos.