jueves, 30 de enero de 2014

Invierno en el huerto

Este invierno está resultando más húmedo de lo habitual, más que por la cantidad de precipitaciones por la frecuencia de ellas. Lo mejor de todo es que la huerta funciona como una despensa; por ejemplo, haces casi dos meses que voy cogiendo cogollos de la misma hornada, ahí están, como si nada; ni crecen ni menguan, pero aguantan. Lo mismo pasa con las borrajas que sembré a boleo superapretadas: voy cogiendo una o dos veces por semana y nunca se acaban. Con las espinacas pasa igual; y con las acelgas, de las que voy cortando sólo las hojas más gruesas, de fuera hacia adentro.
Las coles no me han chutado muy bien, y es que no se me han hecho grandes; hoy mismo he cogido dos, pero no quedarían ni medianamente aceptables en una frutería. Me refiero a las coliflores, porque las de bruselas parecen de liliput y las lombardas están canijas.
Las escarolas tampoco han lucido mucho con los bajos semipodridos, pero algo se aprovechan.
Por increíble que parezca el otro día cogi tres alcachofas, supervivientes de las heladas de diciembre, así como algunas fresas ¡en el exterior¡
Tengo que decir que una malla aceitunera sigue protegiendo a un metro y medio de altura la huerta.
Ahora tengo lechugas plantadas desde hace veinte días, siete dentro del invernadero y siete fuera.
El plástico del invernadero ha salido de mala calidad y está en las últimas: dudo que aguante hasta el verano.
Los geranios y el naranjo, así como otros tiestos están a salvo, pero las adelfas en maceta y los claveles aguantan en el exterior.
Sembré cabezas de ajos enteras y ahora asoman un centrímetro, las que asoman. Las cebollas tempranas ya van tomando cuerpo.
Se me murieronlas judias enanas dentro del invernadero. Normal, por el frio.
Dentro de dos semanas empezaré a plantar tomateras bajo plástico (o bajo jirones) cebollas, lechugas, etc.
Os tendré informados.
Gracias por seguir el blog.

viernes, 17 de enero de 2014

Cosecha de compost

 Esta es mi primera cosecha de compost, después de casi un año acumulando residuos orgánicos en la compostera. La verdad es que ha salido bastante, más o menos cinco sacos de los de abono agrícola llenos en sus dos terceras partes; suficiente para unos cuantos tiestos.
Me ha quedado con una granulometría y textura casi perfecta, pero el secreto está en pasarlo por una criba y devolver los trozos gruesos a la compostera para que sigan desintegrándose poco a poco. No huele, no se compacta demasiado al apretarlo en un puño, no se queda
suelto del todo...o sea, bien bien.
Sin embargo he sacado algunas conclusiones: la primera es que si no tienes paciencia no te pongas a hacer compost, porque el sistema es lento, a no ser que le dediques mucha atención y tiempo. Si estás regando continuamente y removiendo el montón, a lo mejor consigues adelantar el proceso; pero no merece la pena, pues una cosa es preocuparte por la ecología y el medioambiente y otra muy distinta dedicar todo tu tiempo libre a hacer estiércol con los residuos de tu vida.
Compost cribado
 Lo mejor, a mi juicio, es desentenderse un poco del asunto y dejar que el tiempo haga su labor; como pasa con el vino, el queso, los jamones y todas las cosas que merecen la pena. Una vez coges la primera cosecha ya nunca faltará compost para nuestras plantas. Otra conclusión es que comprar estiércol de oveja o vaca es mucho más práctico si lo que nos interesa de verdad es el abonado orgánico del huerto. Con un remolque que te venda un ganadero tienes el equivalente nutritivo de varios años elaborando compost por tu cuenta.
Restos que no pasan por la criba

Vamos, que se trata de un capricho, como todo en el huerto ecológico casero: nos damos el gustazo de decir "esto lo he hecho yo" y presumimos de reciclar y todo eso. Bueno, pues de eso se trata.
Por cierto, ya he puesto hojas semisecas que cayeron con las primeras heladas en la compostadora...No tengo prisa.